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Volver a lo Básico: El Continuo de Riesgo en la Reducción de Daños del Tabaco

Adoptando la Minimización del Daño en el Camino a la Cesación

Nuestra serie Volver a lo Básico ya ha establecido cómo la Reducción de Daños del Tabaco (THR) se basa en la minimización del daño y la evidencia científica como pilares clave de su estrategia. Estos pilares se combinan con el continuo de riesgo, un método científico que presenta los daños causados por diversos productos de tabaco y nicotina en relación entre sí.

Desarrollado por primera vez y publicado por Nutt et al. en 2014 y posteriormente modificado por Abrams et al. en 2018, este continuo de riesgo sigue siendo una herramienta relativamente nueva y altamente relevante en la reducción de daños del tabaco. De hecho, está profundamente ligado al propósito mismo de la THR. Como señala el informe Saving Lives: An Advocate’s Guide to Tobacco Harm Reduction, “La reducción de daños del tabaco consiste y siempre consistirá en trasladar a los consumidores de tabaco hacia el extremo menos dañino del continuo de riesgo o utilizarlo como un apoyo para la cesación.”

Un gráfico completo de los productos dentro del continuo de minimización del daño ha sido compartido en línea por Abrams et al. Con el No Uso del Tabaco en un extremo, en una escala de daño ponderado de 0/100, y los Cigarrillos en el otro extremo con 100/100, el gráfico deja claro que la única categoría sin daño es la abstinencia total. Esto está alineado con la THR, que siempre presenta los productos alternativos como una reducción de daño, al tiempo que reconoce que el objetivo ideal es la ausencia total de daño que se logra con la cesación.

Entre el No Uso del Tabaco y los Cigarrillos, el gráfico se divide en tres categorías: ‘nicotina, TRN y cigarrillos electrónicos’ y ‘tabaco sin humo’, que representan un daño mucho menor, y ‘tabaco combustido’, que cae dentro de la categoría de toxicidad extrema. De hecho, la diferencia entre los cigarrillos y el nivel más alto de daño del tabaco sin humo es muy significativa, con los cigarrillos en un 100% de daño y el tabaco sin refinar en un rango de entre el 10 y el 12%. Los cigarrillos electrónicos reducen aún más el daño a menos del 5%, mientras que los productos orales contienen entre un 1 y un 2% de daño. Esto demuestra claramente que la reducción de daños del tabaco no es solo un paliativo, sino una alternativa viable, con una gran reducción de daño y comprobada como efectiva para reemplazar los cigarrillos combustibles.

Sin embargo, el continuo de riesgo es solo el comienzo del cambio. Como menciona el informe Saving Lives, “Este continuo de riesgo debe ser investigado, aclarado y, lo más importante, comunicado a los consumidores. Solo entonces los individuos podrán tomar una decisión informada y usar la nicotina de manera más inteligente.” En los próximos artículos de esta serie, exploraremos más a fondo las categorías de productos de reducción de daños antes de analizar cómo todos podemos contribuir al cambio y ser parte de la solución.

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