Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el futuro de la reducción de daños del tabaco (THR) en EE.UU. es incierto. Su anterior administración mostró contradicciones en la política sobre la nicotina, y es probable que su próximo mandato siga el mismo patrón: favoreciendo la desregulación de la industria mientras politiza los esfuerzos de control del tabaco [1].
El incierto futuro de la norma de reducción de nicotina
Una de las regulaciones pendientes más importantes es el plan de la FDA para reducir los niveles de nicotina en los cigarrillos, con el objetivo de hacer que fumar sea menos adictivo. Sin embargo, dado el historial de Trump de desmantelar políticas impulsadas por la administración Biden, así como su hostilidad hacia agencias federales como la FDA, es probable que esta norma se retrase o incluso se elimine por completo [2].
¿Quedará la reducción de daños al margen?
Los defensores de la salud pública han argumentado durante mucho tiempo que la reducción de daños del tabaco puede ayudar a disminuir las muertes relacionadas con el tabaquismo, pero las políticas de Trump podrían no estar alineadas con ese objetivo. Su enfoque de "política de agravios" y su resistencia a la intervención gubernamental podrían llevar a que la FDA flexibilice las restricciones sobre los productos tradicionales de tabaco, mientras mantiene obstáculos para las alternativas de reducción de daños [3,4].
Conclusión: ¿Un camino difícil para la reducción de daños del tabaco?
En conclusión, las políticas de la administración Trump sobre el tabaco probablemente priorizarán soluciones impulsadas por el mercado y una menor regulación. Esto podría acelerar el crecimiento del mercado de productos sin humo, pero también generar preocupaciones sobre el uso de nicotina entre los jóvenes y las consecuencias a largo plazo para la salud pública [5,6].
Referencias: